Cuando se rompe la ligazón.
Cuando tu cerebro se encuentra lleno de cochambre.
Cuando crees tener la mejor sazón.
Porque no hay mejor razón, para ti, que la tuya.
Encerrada en tu propio mundo.
Dándote cuenta o, a oídos sordos, de que el perro está ladrando.
Y vez correr sangre y no te desesperas.
Y tratas de dejar que todo pase.
Aunque sabes que es significado de una presunta muerte.
A veces no piensas más que en ti.
Absolutamente incrédula.
Absolutamente ciega.
Y sigues.
Te amo y te odio al mismo tiempo.
Contradicción poca razonable, pero se siente.
Y trato de verte con tal criterio que no logro entender el porqué no puedo contra mí.
Porque te leo y te amo más.
Y jamás pensé llegarte a amar.
Debo admitir; eres parte mía.
Quizás dentro de ese bosque oscuro, con las montañas que puedo imaginar, estás tú, perdida.
Y aunque me busques, no me dejaré ver.
Y sin embargo, con todas mis ganas, te daría toda la luz para alumbrar aquel lugar, tan solo para correr hacia ti y sentirte junto a mí.
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